Dormidas las calles
y los jardines
mojados,
desierta la avenida
solitarios nuestros pasos,
desde el cielo, los astros
en holganza de párpados,
bostezan e intimidan
nuestro abrazo,
yo diría
que nos miran,
que inhalan jazmines
recién bañados.
Dos manos unidas,
dos sombras
en una,
esperando el rayar del alba,
el albor de madrugada,
ante nosotros
el infinito suspendido;
tú a mi lado yo soñando,
y el suelo cubierto
de jazmines blancos.
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