Sunday, October 23, 2011

El privilegio de una vida es SER


EL PRIVILEGIO DE UNA VIDA ES SER 


Carta a los padres de mis alumnos al finalizar la Etapa de Infantil.


Es mi deseo antes de terminar esta Etapa escribiros unas líneas de despedida, a vosotros, padres y madres, que me habéis prestado a vuestros hijos e hijas durante tres años consecutivos.

Es posible que pudiera expresaros algunas de las experiencias vividas con ellos durante este tiempo pero… ¿cómo haceros llegar la huella que estos niños dejan en mí?

Dicen que el Beethoven es un colegio de niños especiales, y ¡qué razón tienen! porque especiales son todos vuestros hijos, y entiendo como especiales, niños extraordinarios y únicos, con asombrosas personalidades que empiezan a definirse ya en cada uno de sus gestos, de sus actos, de sus miradas…Son niños notables, originales, bondadosos, que guardan en su interior un corazoncito infantil al que he tenido la suerte de acceder y colarme en cada uno de ellos un millón de veces.

Pasará mucho tiempo hasta que vuelva a conocer la ternura en esta nueva forma en que me la ha mostrado Lorena, la inocencia de Sergio López y su carita de asombro ante la magia de un cuento, la bondad de Carlos, la sonrisa de Ana Belén…

He tenido la suerte de lidiar con esa pandilla de niños de vitalidad contagiosa, con unas ganas enormes de investigar su entorno, de correr, saltar, trepar a los árboles, como Pablo, Sergio, Mihai, Salvi, Hugo, Darío, Izan y abriéndose camino entre ellos grandes luchadoras como Loana y María, reivindicando y creando un espacio entre ellos sin discriminaciones sexistas. Niñas con grandes necesidades de acción demostrando en la vida real la igualdad de capacidades y aptitudes entre niños y niñas.

He tenido que reñirles a menudo, que explicarles mil veces las mismas cosas, reconducirles, actuar de mediadora en los enfrentamientos, enfadarme en muchas ocasiones pero he salido reconfortada cuando me han correspondido con una sonrisa, con un abrazo, con un dibujo…Nunca olvidaré a Loana, María, Alicia, Nerea, Paula, Isabel, esos “te quiero señorita”, “te he echado de menos” o “eres una princesa”, escritos en un trozo de papel.  A Vanesa, esa niña que se ha perdido un montón de actividades por circunstancias externas pero que nunca perdió las ganas de venir a saludar a sus compañeros y a su señorita dándonos una sorpresa a final de curso.

He aprendido día a día con ellos, hemos crecido juntos, al lado de Rebeka y Beatriz quienes desde el primer momento que llegaron a nuestro cole nos abrieron su corazón y nosotros les abrimos el nuestro. Marián y Lucía, con esos cuerpos tan chiquititos y sin embargo con una autonomía ejemplar desde que tenían tres añitos. He aprendido de Sol, quien se ha esforzado a pesar de sus dificultades, quien hasta el último momento ha demostrado su gratitud con su sonrisa diaria mezclada con lágrimas de nostalgia por la ausencia de su madre.

Ha sido una Etapa llena de actividades, de sorpresas, deberes, juegos, madres implicadas en la labor educativa, de niños respetuosos con el medio ambiente. Ramón y sus bolsas de papel contribuyendo día a día al mantenimiento del entorno, Sergio Manuel y sus zapateros compañeros de juego, Alba protectora de los niños más pequeños.

Sí. Creo que son niños muy especiales. Extraordinarios. Únicos. Revoltosos e inquietos Y  con grandes valores humanos, niños que han demostrado ser sinceros, creativos respetuosos, tolerantes con la diversidad, ES DECIR CON ELLOS MISMOS,
              porque en nuestro cole han aprendido que todos somos diferentes
                                                y que todos somos iguales.



¿Por qué aportamos tan pocas veces datos como estos y nos centramos solamente en las calificaciones? 

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