Sunday, October 23, 2011

La profundidad del amor no conoce discapacidades



                                                                                                                                       EXPERIENCIA VITAL


Quiero expresar a todos que una de mis etiquetas a partir de ahora será "la diversidad". La diversidad entró en mi vida el día que empecé a trabajar en el colegio Beethoven hace ya 16 años. No comprendía muy bien qué quería la administración metiendo a niños con discapacidades en un aula con otros niños que a simple vista no presentaban problemas, y tampoco entendía qué se esperaba de mí, una maestra, especialista en Infantil, no en trastornos del desarrollo, ni experta en cómo tratar a estos alumnos.

Mentiría si os dijera que no me costó entender el mensaje. Intenté aprender de las Logopedas AL, de las especialistas en Pedagogía Terapéutica PT, y de cualquier persona que pudiera darme ideas de qué hacer para sacar a esos niños adelante. 

Me estrené con un deficiente auditivo, Paco, y con un Síndrome de Down, Sergio. 

Con Paco, tuve que ponerme al día aprendiendo cursos básicos de LSE porque no había manera de hacer que estos niños accedieran al currículum. Mi centro tenía personal capacitado para  estas funciones pero la verdad es que estos niños pasaban todo el día en clase y yo veía que se perdían toda la información que yo daba. Con Sergio fue algo más difícil porque era un niño cariñoso y simpático pero como decía su madre tenía unas travesuras diarias que la volvían loca a ella  en casa, y loca a mí en clase. Me rompía los murales que poníamos por las paredes, tiraba todo por el suelo, rompía trabajos de compañeros....pufff.

Sergio y su madre Loli, son dos personas extraordinarias que después de tantos años todavía nos vemos y nos abrazamos. Sergio parece que se ha buscado una medio novia, no es listo ni "ná". 

Pues estos fueron los orígenes de la Diversidad en mi vida y a partir se ese momento mi aprendizaje vital. Y digo vital porque a veces en algunos casos no se trata de metodologías pedagógicas sino de aprendizajes que tienen que ver más con la sensibilidad, el respeto, la tolerancia, los afectos...que con ninguna otra cosa.

Mi colegio es un centro preferente de niños con deficiencias auditivas pero tenemos todo tipo de trastornos del desarrollo. Todos los niños que no están lo suficientemente afectados para estar en un centro específico pueden estar, en teoría, con nosotros.

Lo han llamado educación especial, integración, aulas abiertas en centros normales, diversidad pero la palabra que más me gusta a mí es la de "niños especiales". Pero no en sentido peyorativo sino en el sentido más completo de la palabra porque desde hace unos años lucho para que todos, TODOS, seamos tan especiales como estos niños. Yo quiero ser ESPECIAL.

Este último curso he mandado una carta de despedida a las familias de mis alumnos, y quiero compartirla especialmente con todas aquellas personas que tienen niños especiales porque estamos en la misma lucha, en las dos caras de la moneda, familia-educación. en pro de unos mismos intereses, haciendo fuerza ante una sociedad que nos aliena en vez de hacernos cada vez más únicos e individuales. Y es por eso que animo a la gente a luchar para que la palabra ESPECIAL no sea exclusiva de niños con necesidades educativas especiales, sino que reivindiquemos el uso de la palabra para todos los niños y las personas del mundo.

Yo quiero que todos mis alumnos, todos, mis hijos, mis amigas y yo misma ser como esos niños vuestros: ESPECIALES.
Porque ser especial en este mundo es algo que poca gente consigue y el privilegio de toda una vida es SER.


  YO, PERSONALMENTE, ENVIDIO A ESAS PERSONAS LLAMADAS ESPECIALES QUE TANTO NOS HACEN CRECER.










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